El verano ya quedó atrás y es hora de regresar a las actividades laborales cotidianas. Algunos tuvieron que interrumpir abruptamente su descanso por la nueva alerta de florecimientos fitoplanctónicos en varios puntos de nuestro litoral, los que afortunadamente no tuvieron el nivel de impacto de eventos pasados, pero nos recuerdan que deberemos acostumbrarnos a convivir con ellos y a estar constantemente preparados para enfrentar su ocurrencia. Una buena señal de lección aprendida.
Hoy, la totalidad de la industria del salmón está viviendo un período de bonanza económica excepcional, el cual podría traer la tentación de postergar la urgencia por solucionar inconvenientes históricos que ésta arrastra: una gran misión a desarrollar por el gremio que aglutina a los salmoneros.
Es aquí cuando SalmonChile y su nueva presidencia deberán redoblar esfuerzos para avanzar en temas donde otros no pudieron hacerlo. Entre las tareas pendientes destacan el divorcio entre industria y comunidad; el uso masivo de antibióticos durante el proceso productivo; el impacto de los residuos de la industria en playas y fondos marinos; la apertura y consolidación de mercados objetivos; la regulación de la industria, entre las más representativas de una extensa lista de deberes incumplidos.
Pero antes de entrar en alguna de esas materias, comentar que ha resultado extraño que la salida de Felipe Sandoval de la presidencia del gremio salmonero no haya generado ninguna “viuda” de su gestión entre sus muchos seguidores que tuvo mientras ejercía el cargo máximo. Salió como un fantasma solitario y con la percepción de haber recibido el “pago de Chile”. Sin embargo, tuvo su compensación pecuniaria siendo inmediatamente contratado por Camanchaca, sumado al alza que han tenido sus acciones en AquaChile (detalle que nunca ameritó cuestionar el abierto conflicto de interés con el cargo de presidente de SalmonChile).
Pero hoy la realidad es otra, Arturo Clement, ex CEO de Salmones Multiexport, fue electo presidente por su amplia experiencia y por ser “con escamas” o del rubro. Su independencia deberá demostrarla con hechos, pues no estuvo dispuesto a renunciar a su puesto de director de Ventisqueros, empresa asociada a SalmonChile, conflicto que pudo haber evitado. Sin embargo, primaron consideraciones económicas en su decisión. Como lo apodan sus más cercanos, “el gato” estará a cargo de los salmones.
De regreso a la contingencia, mencionar que el principal freno a la consolidación de la industria del salmón de Chile en el exterior corresponde al elevado consumo de antibióticos (AB) durante el ciclo de producción, especialmente en el mar. Los argumentos son que los productos de la industria salmonera son exportados cumpliendo todas las exigentes normas de tolerancia máxima y/o ausencia de diversos químicos para un consumo humano seguro. ESA ES UNA VERDAD INCUESTIONABLE QUE DE NO CUMPLIRSE NO ES POSIBLE CONSUMAR LA COMPRA/VENTA.
El verdadero problema que no se quiere ver no son los 800 o 900 gramos de AB que se utilizan por cada tonelada de salmón producido -donde una fracción ingresa al pez y se va diluyendo a medida que éste crece y pasa el tiempo-, sino que aquella importante e incuantificada porción de ellos que llega directamente al fondo marino, en la forma de fecas y/o alimento no consumido, el cual es asimilado por bacterias del sedimento y/o columna de agua que modifican su resistencia a estos AB. Dichas bacterias, eventualmente podían llegar a afectar al ser humano por ingestión directa o indirecta, donde no habría tratamiento eficiente para combatirlas debido a la resistencia adquirida accidental y previamente. Lo anterior ya se ha sugerido en numerosos estudios científicos serios y especializados.
En resumen, el cuestionamiento internacional y local al elevado uso de AB responde a una demanda por el cuidado del medio ambiente marino directo y de la salud humana de manera indirecta, y no por el riesgo en el consumo del producto salmón, como se nos ha querido confundir.
Las tareas pendientes son muchas, complejas, extensas y variadas. La llegada de nuevas autoridades gubernamentales y gremiales siempre ofrecerá una luz de esperanza de mejoras al sector salmonicultor y a la comunidad donde éste se desarrolla. Esperamos que así ocurra… esta vez.